Canto a mi pueblo (poema)

I
Villarrín, suelo de pan,
de aridez y de mesura,
de vastísima llanura,
cultivada con afán.
Los mozos huyen, se van,
porque dicen que eres pobre;
acaso nada te sobre,
en riquezas materiales,
si la razón de tus males,
la tiene el agua salobre.

II
Villarrín, tierra de sol,
de cielos y campo abierto;
donde el orgullo es acierto
de haber nacido español.
En tu fuego, de crisol,
el espíritu fundiera;
en tu regazo creciera,
hacia la patria querida,
la pasión más encendida,
que de tu entraña naciera.

III
Villarrín, sobrio y austero,
de CAMPOS, hidalga villa;
resonancias de Castilla
con aires de romancero.
Es tanto lo que te quiero,
y mi ilusión tan notoria,
que la más remota historia
de los años infantiles,
plena de recuerdos miles,
asaltará mi memoria.

IV
Villarrín, mi dulce sede,
de cariño y amistad;
símbolo de lealtad,
que por el bien intercede.
La seriedad, no concede,
créditos al sortilegio;
en aulas de tu Colegio,
aprendimos en la infancia,
a velar por la importancia
del honor, (el privilegio).

V
Villarrín de la merced,
radiante luz de mi aurora;
con el agua redentora,
podrás apagar tu sed.
Soñando con una red,
de canales a despecho,
pienso regar el barbecho,
y tus resecos sembrados;
podrán beber tus ganados,
y la perdiz del repecho.

VI
Villarrín, meta y afán,
esperanza de mi mundo;
que del arcano profundo
aguas dulces brotarán.
Y tus manos cambiarán,
los páramos desolados,
en tupidos arbolados,
y primorosos vergeles;
inmenso mar de laureles,
serán tus campos regados.

VII
Villarrín, antorcha y luz,
norte de mi pensamiento;
nunca olvidaré un momento,
lo que representas tú.
Como teñida de azul,
la majestad de la torre,
sumida en cielos recorre
caminos de mi pasión;
son velos de una ilusión,
que mi corazón, descorre.

VIII
Villarrín, por tus caminos,
ondulantes como mares,
añoro tus bacilares,
la vieja flor de tus vinos.
Pero al mudar de los sinos,
apenas quedan zagales;
se acaban los mayorales
y trepidantes tractores,
renovarán tus labores,
en barbechos y trigales.

IX
Villarrín, si duro ceño,
canta y ríe cuando ara;
visiones de gran senara,
todo me parece un sueño...
Vuelve a tu gesto risueño;
que el trajín de sementera,
con lluvias, de primavera,
alegrarán el verano...,
si la abundancia de grano,
llena y colma tu panera.

X
Villarrín, solar y cuna;
sobre bálago en tus eras,
pasaba noches enteras,
y contemplaba la luna.
! Si por la diosa Fortuna!,
y "comento" de pastores,
el run-run de los motores,
calla el tintín de la esquila,
mi pensamiento vacila...
¿ son estos tiempos mejores?

XI
Villarrín, ensueño mío;
felices tiempos aquéllos,
tan románticos y bellos,
que ganaban mi albedrío.
Con el frescor del rocío,
se entonaba la mañana;
cantaba "la mí galana",
bucólicas pastoriles,
redobles de tamboriles
y tañeres de campana.

XII
Villarrín, si ya no están,
las muchachas que rondaba,
las mozas que cortejaba,
¿ sabes tú, si volverán?
Nuestras almas crearán,
imágenes, ilusiones;
unísonos corazones,
latirán por el Destino;
¡por todo buen villarrino!
¡por las Supremas razones!

XIII
Villarrín, oro que brilla,
en mi propio firmamento;
¡Cómo en el alma te siento,
por que eres luz, sin mancilla!
Ante el cristo mi rodilla,
se dobla con emoción;
Y musita una oración,
una prez, una plegaria,
que Tu gente, solidaria,
te lleva en el corazón.

XIV
Villarrín, bajo tu cielo,
en aras de mejor vida,
de pena el alma transida,
abandonará tu suelo...,
Siempre será mi consuelo,
la imagen tuya viviente;
grabado llevo en la mente
el árbol de la ascendencia,
y encargo a mi descendencia,
un recuerdo permanente.

XV
Y concluyo Villarrín,
de lus fundos castellanos;
la inmensidad de tus llanos,
no han conocido a Caín.
Dios y patria nuestro fin,
por la grandeza que entraña
¡y la Fé que me acompaña!
con el barro de tu arcilla,
fecundaste la semilla,
del rico aroma de España.

Agustín Flórez Carnero
Para Alfredo y Paquita